La mayoría de problemas de migración de software que vivimos son debidos a software que lleva muchos años sin actualizarse. Y cuando digo muchos años no me refiero a 20 años (que ocurre), si no que me refiero a periodos tan cortos como 3 años. Lo que ocurre es que una vez que tenemos un software funcionando es fácil olvidarse de ello… hasta que un día hay una actualización, un nuevo sistema o alguna nueva funcionalidad que resulta imposible implementar sin actualizar antes la plataforma o la arquitectura.
En realidad, tener un software sin mantenimiento no es problemático en si mismo. Lo que sería problemático sería tener un elemento clave para tu empresa sin mantenimiento… eso sí sería grave. Cuanto más vital sea ese software para nuestro negocio, más tendremos que prestar atención a este tema, y por tanto dedicar más tiempo, dinero y energía. Y eso hay que dedicarlo no sólo a que hoy está funcionando, si no también a que en caso de que mañana se nos estropee se podrá arreglar.
Lo cierto es que cuando desarrollamos software parece extraño pensar que en cierto momento pueda dejar de funcionar de manera súbita. Después de todo… no tiene desgaste como pueda tener un motor, ni va a funcionar de manera impredecible de buenas a primeras si nadie lo toca, ¿no? Esto se aplica también a software comprado
En realidad el valor de una pieza de software no se basa en lo que ha costado o en el número de lineas de código. El valor de un software para una empresa se puede calcular en base a cuán importante es para los resultados financieros de la empresa. En base a ello, deberíamos de basarnos en ello para estar seguros de si dedicamos los esfuerzos necesarios a ese mantenimiento.
Ahora bien… ¿Qué es mantenimiento de software en este caso? El mantenimiento tiene por objetivo asegurarnos de que nuestro software va a seguir funcionando y proporcionando ese valor… y eso no tiene porqué ser únicamente corrección de errores ni tareas de programadores. Mantenimiento de software puede ser buscar alternativas, comprobar el software de la competencia, comprobar que tenemos un plan b para realizar el mismo proceso, comprobar nuevas instalaciones del software en nuevos entornos y muchas más acciones relacionadas con la continuidad del negocio.
